El shuffle es un estilo de baile en Melbourne (Australia) en los 90, cuando empieza el movimiento rave. Se bailaba inicialmente con la música trance y el techno. Más tarde salió de las raves underground para empezar a ser un fenómeno de masas.
Los adictos a este baile se suelen juntar en shuffles crews, en grupos, que después compiten en eventos creados específicamente.
Como en todo, hay subgéneros del shuffle, en este caso sólo 3:
El baile se basa en tres movimientos básicos: el runing man, el T-Step y los Hat tricks.
Tambien pueden hacer giros y algún salto para decorar el baile.
Los adictos a este baile se suelen juntar en shuffles crews, en grupos, que después compiten en eventos creados específicamente.
Como en todo, hay subgéneros del shuffle, en este caso sólo 3:
- Shuffle old-school: El estilo que se bailaba en los 90 en Melbourne, aún sigue vigente.
- Shuffle hardstyle: Creado por los malasios, es mucho más dinámico y agresivo, los movimientos son más rápidos, etecé.
- Soft Shuffle: Más relajado y elegante.
El baile se basa en tres movimientos básicos: el runing man, el T-Step y los Hat tricks.
- El runing man sería andar sin moverse (nuestro querido MJ lo hacía en sus conciertos) pero incluso simular que se suben escalones.
- El t-step es una serie de movimientos que simulan hacer una T con los pies.
- Y los hat tricks hace referencia a un complemento que suelen llevar los shufflers, el gorro, utilizándolo para hacer movimientos con los brazos.
Tambien pueden hacer giros y algún salto para decorar el baile.
Su estética se basa en una camiseta, generalmente de colores neón (a conjunto con el pantalón) o simplemente una con el logo de la crew que pertenece. Lo más característico serían los phats, unos pantalones muy amplios, que casi no dejan ver los zapatos, dando la sensación de que levitan o exagerando el deslizamiento (incluso pueden untarse la suela con harina o pegar un plástico para facilitarlo).
Los pantalones suelen llevar unos dibujos reflectantes, bastante grandes, así como complementos como tirantes o cintas forsforito para brillar a la mínima luz que haya.
Suelen costar unos 100 euros.